Hábitos alimenticios en los niños
La gran dificultad de los padres es la inapetencia de los niños, haciendo cada vez más difícil instaurar en ellos una disciplina y unos hábitos alimenticios que favorezcan las funciones de su organismo y su salud.
Cuando un bebé alcanza sus 18 meses de edad, debe estar consumiendo diariamente tres comidas y dos meriendas, una en la mañana y otra en la tarde.
Si el bebé no muestra interés en la comida, se debe evaluar si se está dando una cantidad muy grande, si está consumiendo otro tipo de alimentos que llenan al niño o si no le gusta la preparación.
Es normal que un niño muestre mayor apetito unos días y otros no muestre interés en los alimentos, esto puede deberse a la actividad diaria del niño y a sus capacidades funcionales y psicomotoras, entre más actividad tenga el niño, más energías gastará y más hambre podrá manifestar.
Una buena nutrición en los pequeños no necesariamente es sinónimo de peso o gordura. La constitución del niño y una dieta saludable deben ser consideradas a la hora de pensar en la alimentación y el desarrollo del pequeño. El médico o pediatra te orientará sobre los alimentos que tu hijo puede consumir.
A continuación te daremos algunos consejos que puedes poner en práctica para que la instauración de hábitos alimenticios no sea un motivo de preocupación:
- Involucra al niño en el momento de la comida, has que disfrute el momento y que lo asocie como una espacio agradable para compartir y degustar un rico y nutritivo alimento.
- Aunque el niño manifieste poco interés en el alimento trata de tener paciencia, no le muestres enojo al pequeño para que el no asocie la comida con regaños.
- La alimentación es otro proceso de concomimiento y desarrollo del pequeño, enséñale a sentarse en la mesa y a consumir, poco a poco, por sus propios medios los alimentos.
- Establece unos horarios para cada uno de los alimentos, así lograras una buena nutrición y una digestión regulada. De ser posible, esta rutina debe ser la misma de los demás integrantes de la familia para que se convierta en un espacio de interacción, de asociación con momentos agradables y vea cada vez más normal el hecho de alimentarse.
- Revisa muy bien las porciones que ofreces a tu hijo con el fin de evitar que quede con hambre o demasiado lleno como para no querer nada más y rechazar la siguiente comida.